Aunque el 15 de septiembre se venció el plazo estipulado por ley para aprobar el Presupuesto General de la Nación - PGN, el Congreso continúa su discusión y las negociaciones se extenderán hasta el próximo 25 de septiembre.
En esta fecha, las comisiones económicas de Cámara y Senado tienen que votar en primer debate el monto del presupuesto y la distribución de sus partidas. Mientras tanto, el Gobierno Petro espera aprobar un presupuesto desfinanciado de 523 billones de pesos.
Esto significa que el tope de los gastos es mayor a la suma de todos los ingresos, algo que habían hecho otros gobiernos como el de Santos o el de Duque, pues según los cálculos del Ministerio de Hacienda, si se aprueba ese monto, existirá un déficit de 12 billones de pesos.
“Un presupuesto se puede presentar desfinanciado, es natural que se necesite sacar la plata de algún lado para completarlo, pero cuando eso pasa se tiene que presentar una Ley de Financiamiento, que es como una tributaria que solo sirve para financiar el presupuesto en su vigencia”, explica el profesor Camilo Guevara del programa de Economía de la Universidad de La Salle.
¿Para qué es el presupuesto y qué pasa si no se aprueba?
El Gobierno Petro presentó el pasado 10 de septiembre la Ley de Financiamiento con la que propone suplir el déficit; sin embargo, algunos congresistas niegan el voto argumentando que es posible bajar el monto para no buscar recursos adicionales.
El PGN es el instrumento mediante el cual el Gobierno asigna los recursos públicos a las entidades del orden nacional para el cumplimiento de los planes y programas de desarrollo económico y social, además es un jugoso botín de los congresistas, pues con este dinero llevan proyectos de inversión a sus regiones.
Gonzalo Combita, profesor del programa de Economía de la Universidad de La Salle, explica cómo impacta a la gente de a pie este presupuesto y cuál es el panorama del 2025 a luz de un dinero que sigue en el limbo: “La aprobación del presupuesto va porque va. Ahora el efecto más importante es el impacto de la concepción de la austeridad para el siguiente año”.
El profesor argumenta que por las reglas financieras existentes el gobierno está sometido a agentes internacionales que ponen calificaciones a la deuda colombiana en los mercados, por eso debe ajustarse el cinturón.
Las consecuencias en la economía diaria
“¿En qué impacta? En que no haya dinero circulando en la economía”, explica Combita. “El papel del gobierno no es el mismo que el de una persona que decide ahorrar y no gastar, cuyo impacto se limita a su entorno cercano. Cuando el gobierno deja de gastar billones en una economía como la colombiana, ese dinero deja de circular y, por ende, las personas dejan de recibir ingresos a través de otros. Es como una bola de nieve: si el gobierno paga a un funcionario público por un estudio, ese funcionario puede usar su dinero para comprar un apartamento, y el antiguo propietario del apartamento gastará en cemento y así sucesivamente”
“Si el gobierno deja de gastar muchas personas van a dejar de percibir ingresos”, apunta. “Hay una regla básica y es el ingreso de alguien es el gasto de otro, si el gobierno gasta menos, menos personas van a tener ingresos “.
Las posibles salidas
A la vista solo hay 3 posibles desenlaces: el gobierno debe bajar el monto y apostarle a una reforma tributaria; lograr negociar con el Congreso su apuesta; o debe sacar adelante el presupuesto por decreto y para eso tiene hasta el 20 de octubre.
"Lo que se espera el otro año en el contexto de una economía que no despega, es una situación muy adversa: menos ingresos en general, menos puestos de trabajo, menos salarios, es normal en una economía que se encoge por un gasto público contraído“.
